Existen países en los que el precio de las multas son los mismos para los ricos que para los más pobres, sin embargo, otros han decidido basarlo en los ingresos económicos del infractor “cazado”. Te contamos diferentes historias que han sucedido hace algún tiempo y se han hecho famosas por convertirse en las multas más caras del mundo.
Suiza: Suiza revisó su sistema de multas de tráfico debido a la falta de respeto que muchos adinerados individuos habían mostrado antes las leyes más básicas de tráfico. Esto llevó a cazar a uno de ellos. La multa ascendió a un total de 290.000 dólares.
Francia: Del mismo modo, un conductor en Francia fue condenado a pagar una multa de US$ 66,628 (70.000 francos) por exceso de velocidad. El hombre conducía a 151 kilómetros por hora.
Países bajos: Ambas multas, sin embargo, son insignificantes en comparación con la pena que se le impuso a un neerlandés de 22 años de edad, que fue sorprendido conduciendo a 100 km/h en una zona en la que el límite marcaba 50. Esto sucedió cerca de Rotterdam. En los Países Bajos, un delito de esa gravedad puede ocasionar que el vehículo del infractor sea confiscado por las autoridades. Así se hizo. El auto era un Bugatti Veyron que le pertencía al padre del infractor, el CEO de Trust International, Michel Perridon. El carro tenía un precio de 2,4 millones de dólares por lo que logró convertirse en la multa más cara del mundo.
Suiza: Suiza revisó su sistema de multas de tráfico debido a la falta de respeto que muchos adinerados individuos habían mostrado antes las leyes más básicas de tráfico. Esto llevó a cazar a uno de ellos. La multa ascendió a un total de 290.000 dólares.
Francia: Del mismo modo, un conductor en Francia fue condenado a pagar una multa de US$ 66,628 (70.000 francos) por exceso de velocidad. El hombre conducía a 151 kilómetros por hora.
Países bajos: Ambas multas, sin embargo, son insignificantes en comparación con la pena que se le impuso a un neerlandés de 22 años de edad, que fue sorprendido conduciendo a 100 km/h en una zona en la que el límite marcaba 50. Esto sucedió cerca de Rotterdam. En los Países Bajos, un delito de esa gravedad puede ocasionar que el vehículo del infractor sea confiscado por las autoridades. Así se hizo. El auto era un Bugatti Veyron que le pertencía al padre del infractor, el CEO de Trust International, Michel Perridon. El carro tenía un precio de 2,4 millones de dólares por lo que logró convertirse en la multa más cara del mundo.
0 comentarios:
Publicar un comentario